11/10/10

Kaja Silverma, El Sujeto de la Semiótica (Fragmentos)


El Sujeto de la Semiótica (Fragmentos)
Kaja Silverman

Ferdinand de Saussure

Lingüista suizo, murió en 1913 antes de terminar el manuscrito por el que hoy es conocida su teoría, Curso General en Lingüística.
Su definición de semiología es la siguiente:
“ Una ciencia que estudia la vida de los signos al interior de la sociedad… la semiología nos muestra el modo en que los signos están constituidos, las leyes que los gobiernan. La lingüística es, por tanto, solo una parte de la ciencia general de la semiología”

El lenguaje, y por extensión cualquier otro objeto de estudio para la semiótica, es un “sistema que expresa ideas”, una red de elementos que significan los unos en relación a los otros. Es mas, el signo mismo es una entidad relacional, un compuesto de dos partes que adquieren significado no solo a traves de las características que las hacen diferentes de cualquiera otras dos, sino también a través de la asociación entre ellas.
Saussure le llama a estas dos partes el SIGNIFICANTE y el SIGNIFICADO. El significante se refiere a una forma significante y el significado al concepto que esa forma evoca. (Para Saussure la palabra hablada representa el significante de un sistema mayor que es el lenguaje. La escritura es simplemente la transcripción de esa palabra hablada.)
El texto Curso de Lingüística General pone énfasis en la naturaleza “arbitraria” del signo; el hecho de que la relación de las partes que lo conforman es “no-motivada”.
Este punto se refiere a que no hay ninguna razón natural que reuna un significado dado a su significante, su relación es enteramente convencional, y se podrá encontrar solo al interior de un sistema lingüístico dado.
En suma, la identidad de un significante o un significado dado se establece solo mediante sus diferencias con todos los otros significantes o significados al interior de un mismo sistema.
Esta idea de la “arbitrariedad” será desarrollada por semiólogos y teóricos que le sucederán. Jonathan Culler propondrá extender esta noción incluso mas allá de la relación del significante con el significado. “ Un lenguaje no solo asigna nombres arbitrarios a un conjunto de conceptos que existen de modo independiente, sino produce relaciones entre significantes arbitrarios por un lado, y significados arbitrarios por otro. Esto quiere decir que un sistema, no solo produce un conjunto de significantes diferentes organizando así un continuo de sonidos y formas de un modo determinado, sino que cada lenguaje produce un conjunto de significados; tiene por ende un modo “arbitrario” de organizar el mundo en categorías y conceptos.”
A partir de esto se desprenderá que como las formas (propuesto en un principio por Saussure) los conceptos no tienen ninguna identidad extra sistémico. El significado es algo que surge solo como resultado de un juego de diferencias al interior de un sistema dado.

“ en el lenguaje hay solo diferencias… aun cuando una diferencia generalmente se entiende como algo dado por términos positivos (lo que algo en esencia ES), en el lenguaje hay solo diferencias sin términos positivos. Ya sea tomemos el significante o el significado, el lenguaje no tiene ni ideas ni significados que antecedan (que existan antes) el sistema lingüístico, sino solo diferencias sonoras y conceptuales que han surgido del sistema.”
El énfasis relacional de la concepción de significación propuesta por Saussure ha sido su mayor aporte a la teoría contemporánea.

Charles Sanders Pierce.

El esquema semiótico que surge de los escritos publicados por Pierce difiere de el de Saussure mas notablemente en el acento puesto en la noción de “referente”. Pierce plantea una estructura triádica que consiste en el “signo”, el “interpretante” y el “objeto”. La significación es entendida como una compleja interacción de los tres.

“ un signo es algo que esta en lugar de otra cosa para alguien en algún respecto. Es decir, crea en la mente de esa persona un signo equivalente, o quizás un signo mas desarrollado. Ese signo que se crea es el que yo llamo el “interpretante” del primer signo. A su vez, ese primer signo esta en lugar de otra cosa, esa otra cosa yo llamo el “objeto”.”

El “interpretante” es el “efecto mental”, “imagen mental” o”idea” generado por la relación de los otros dos términos. Es por tanto virtualmente sinónimo a el significado. Piere le atribuye al ´interpretante´ una cualidad que sería muy ajena a Saussure, pero que muchos semióticos contemporáneos le atribuyen al significado: la cualidad de eterna conmutabilidad. En otras palabras, el ´interpretante´ se convierte en un signo que produce un nuevo interpretante, y la misma operación puede ocurrir con cada nuevo interpretante.
Un interpretante pertenece siempre a una ´serie infinita´ o una ´semiosis ilimitada´ (Umberto Eco). Esto es, la eterna conmutabilidad del interpretante impediría su referencia o dependencia de el objeto. Signos e interpretantes (significantes y significados) parecieran entonces estar encerrados en una auto-contención. De modo contradictorio, Pierce insiste en la relación existencial del signo y el objeto, del significante y el referente, es decir, en la conexión de la significación (la representación) y la realidad.
Sus escritos avanzan la creencia de que si bien la realidad es un referente, objeto que existe como un mundo de cosas reales, pero que no tenemos acceso a esa realidad sino mediante nuestro sistema de representaciones de ella. Lleva este argumento mas lejos incluso diciendo que solo esas porciones de la realidad que somos capaces de representar nos pueden afectar. Dada la naturaleza de esta concepción de realidad, y el hecho de que nos es conocida solo vía signos, se hace evidente que el objeto o referente queda finalmente tan excluido del esquema semiótico de Pierce como el de Saussure.

Pierce nos dirá que la realidad solo es asequible para el hombre, porque el hombre es en si mismo un signo. Esto quiere decir que el hombre no conoce el mundo a través del lenguaje sino que es en si mismo un resultado del lenguaje. DE este modo, Pierce pone de relieve la noción de que el sujeto es determinado por significantes en vez de ser un productor trascendente de ellos. Pierce nos recuerda que las conexiones que son productivas de sentidos solo pueden ser hechas en la mente de un sujeto.
Pierce también plantea una segunda triada de conceptos para el estudio de los signos. Estas nociones están completamente vigentes en análisis literarios, cinematográficos y de medios de comunicación.
Pierce distingue tres tipos de signos.
Icono: un signo que de alguna forma se asemeja a su objeto conceptual o a su estructura organizacional. (fotografías, pinturas, esculturas, imágenes cinematográficas, ecuaciones algebraicas y gráficos, etc.)
Índices: un signo que esta de algún modo conectado con su objeto (un dedo que apunta, un síntoma)
Símbolo: un significante arbitrario. (como los que proponía saussure).
Es interesante nombrar que las convenciones juegan un rol esencial en el funcionamiento de estos tipos de signos, incluso en el icónico. Basta pensar en la pintura impresionista, litografías orientales, además de gráficos, signos de transito y ecuaciones, que aun cuando asemejan su objeto referencial necesitan una educacion en ciertos códigos de representación para revelarnos su iconicidad.

Jacques Derrida.

Derrida toma la noción Saussuriana de ´juego de diferencias´ y promueve la idea de que no hay términos ´positivos´ sino solo establecidos por diferencia. Sin embrago, encuentra en la definición Saussuriana de signo reminiscencias de un idealismo que no comparte.
Derrida desarrollará el argumento de que la noción de distinción entre significante y significado solo puede ser sostenida si es que un termino dentro del ámbito de la significación es entendido como último, definitivo, incapaz de referirse a otra cosa, a otro termino, que si mismo. Este tipo de significados son los que derrida llama significados trascendentales: un termino que se entiende como externo al sistema de significación, independiente de el, y que por ende pondría fin al juego de diferencias. Un significado definitivo. Derrida sostiene el argumento de que toda la filosofía occidental ha operado en torno a estos significados trascendentales. Ejemplos serian Dios para la cristiandad o la conciencia humana para el romanticismo.
Si no hubiese tal concepto, tal significado, todo significado funcionaria a su vez como significante y el juego de significación no tendría fin. Esta es la propuesta de Derrida.

Différance: contra la Metafísica y el Logocentrismo

Derrida.

Las constantes referencias que hace Derrida a la "metafísica de la presencia" recogen mucho del trabajo de Heidegger. Según éste la filosofía Occidental ha privilegiado constantemente aquello que es, o aquello que aparece, y ha olvidado prestar atención alguna a la condición de existencia de ese ser o esa aparición. En otras palabras, la presencia misma es lo que se ha privilegiado, en vez de lo que permite que esa presencia sea posible en primer lugar. A esta tradición se le llama "metafísica de la presencia" o simplemente "metafísica".
"Metafísica" es la actividad, o el deseo, de regresar a un origen o a alguna prioridad (lo que es previo) que se piensa es simple, normal, pura, idéntica a si misma, Standard, intacta, para luego pensar en términos de derivación, complicación, deterioramiento, accidente, etc. Todo los metafísicos, de Platón a Rousseau, Descartes a Husserl, han procedido de esta forma en su pensamiento, concibiendo así la idea de que el bien esta antes que el mal, lo positivo antes que lo negativo, lo puro antes que lo impuro, lo simple antes que lo complejo, lo esencial antes que lo accidental, lo imitado antes que la imitación, etc.
El pensamiento metafísico da prioridad a la presencia y a lo puro a expensas de lo contingente y lo complicado, que son considerados simplemente como aberraciones no importantes para el pensamiento filosófico.
De este mismo modo se ha denigrado la escritura y valorizado la palabra hablada, siendo esta ultima considerada como un conducto puro de significado. El argumento que sostiene esta jerarquización se basa en la idea de que las palabras habladas son símbolos directos de las ideas, o de las cosas en el mundo, mientras que la escritura solo vendría a ser el símbolo de otro símbolo que le pre-existe (el habla). Como representación de la palabra hablada, la escritura sería doblemente derivativa y doblemente lejana de una unidad de sentido.
Por ejemplo, en un capitulo completo de su Curso de Lingüística General, Saussure trata de restringir el ámbito de la lingüística solo a la palabra fonética (de sonido, hablada). En el curso de su trabajo Saussure va tan lejos como para plantear que “la escritura y el lenguaje hablado son dos sistemas distintos de signos: el segundo existe solo para representar al primero. Derrida esta profundamente en desacuerdo con esta jerarquización y de este desacuerdo surgirá la mas notable de sus propuestas filosóficas: que todo lo que aquí se le puede adjudicar a la escritura,- que es derivativa y que es un signo que solo se refiere a otros signos- es igualmente cierto de todo lenguaje, o del modo en que funciona el lenguaje, el discurso, en general.
Para articular este argumento Derrida se valdrá de la misma tesis propuesta por Saussure comúnmente conocida como la "arbitrariedad de los signos". En términos muy simplificados, diremos que esta tesis propone que el significante no tiene ninguna relación directa con aquello que es su significado. Según Derrida, es esta misma noción de arbitrariedad o el aspecto no-motivado de los signos, lo que niega la posibilidad de que un signo se funde en una referencia directa a la "realidad". Ningún tipo de signo, hablado o escrito, puede relacionarse de forma más "natural" que otro a la realidad. Esto último siendo justamente en lo que se sostiene Saussure para decir que la palabra hablada es primaria y la escrita secundaria o derivada.
En su texto De la Gramatología y otros, Derrida argumenta que la significación, entendida en toda su amplitud, siempre se refiere a otros signos, y que uno nunca puede alcanzar un signo que se refiera solo a si mismo (un centro, también llamado logos, o significado trascendental: lo que busca la metafísica). En sus palabras “la escritura no es un signo de otro signo, excepto si uno dice eso de todos los signos, lo cual es mas profundamente verdadero”. Es precisamente este proceso de referencia infinita, de nunca arribar al significado final, lo que él quiere enfatizar. A esta noción de la escritura, que es en verdad una descripción del funcionamiento de todo lenguaje, Derrida le llama "archi-escritura".
Es importante notar que el punto que Derrida quiere hacer no es tanto que todo es sencillamente semiótico o lingüístico, sino que el proceso de deferencia y diferencia que caracteriza la representación lingüística es sintomático de una situación generalizada que afecta todo incluyendo, al percepción y el cuerpo.
Este proceso de diferencia y deferencia de sentido (recordar la idea del significado por diferenciación) es nominado por Derrida como Différance. De hecho la palabra Différance contiene en si misma una dualidad semántica (significa diferir, ser distinto de, y deferir, aplazar en el tiempo, esta conjunción dada por la transposición de la e por la a), conformándose así no solo en un concepto que describe este funcionamiento sino parte del funcionamiento como tal y no un origen (lo cual implicaría ya un centro o logos, un significado final). Según Derrida, differance es ejemplar de lo que ocurre en la Archi-escritura, esta noción generalizada de escritura que destruye toda la lógica del signo hasta ahora. La convicción generalizada de que un signo representa algo literalmente, y que ese algo aun no estando presente puede estarlo mediante el signo, se ve imposibilitada por la archi-escritura. Esta insiste que los signos siempre refieren a más signos, generando un infinito de deferencias, de modo que no hay un último referente ni fondo.
Así, puede decirse que, el lenguaje escrito- o al menos el proceso que lo caracteriza (Différance) -a diferencia de ser criticado como derivativo o secundario, se puede encontrar en toda representación, es decir, en todo.
La Archi-escritura privilegia la diferencia, la no coincidencia con uno mismo, el hecho de que lo presente nunca esta completamente presente pues depende esencialmente de aquello con lo que difiere, de lo otro, de lo que no es. En esto se basa la critica Derrideana a la filosofía de la presencia, de la esencia, del origen.
Para poner la cosa simplemente, se podría sugerir que el significado de un objeto particular, o una palabra particular, no es nunca estable, sino siempre en proceso de cambio, siempre en fuga, de ahí el concepto del sentido en fuga.